jueves, 4 de diciembre de 2008

Calamar

Veloz podría viajar entre los deseos del mar por convertirse en océano. Y veloz regresar con algo más que el corazón encogido; como quien busca la luz en una noche ocura. Ser quien eres y cambiar a cada momento.




¿Quién puede dormir al lado de una iglesia? ¿Oiré siempre las campanas como ahora las oigo? ¿Y nuestra vida en este pueblo?
No se puede estar siempre alerta, a veces cambiamos sin desearlo, y otras veces nos gustaría cambiar días por sueños.

“Hacer pequeños cortes longitudinales por el lado más sensible de la piel, como muescas de un cautivo en la imaginación de Víctor Hugo. Marcar y esperar a que la relación más apetecible ente el azucar y el vinagre de módena dibuje fondos de mar con reflejos de crianza...”

domingo, 30 de noviembre de 2008

Rubiel

La cabeza sigue sin interrupción la línea del lomo. Sus grandes ojos y la boca pequeña le dan un aire de viejo conspirador. Lomo rojizo y vientre plateado.
En esta estación hay días que es más otoño que otros; cuando más fuerza tienen los recuerdos de los años de colegio.
El aire cálido arrastra las hojas sobre las aceras y calles. Huele a libros viejos y castañas; y el cielo, a ciertas horas, es más azul que en verano.


“Cortar el ajo en finas láminas, no tan finas… aceite de oliva hasta casi dorar…. Retirar del fuego y añadir un chorrito de viñagre o zumo de limón. Terminar con una lluvia de perejil y verter todo sobre el Rubiel recién salido del horno, abierto en dos mitades, panza arriba, salado y con un ligero brillo dorado de olivas..”